viernes, 13 de marzo de 2009

War Photographer


Rwanda, 1994 - Survivor of Hutu death camp.

James Nachtwey ha cubierto guerras y conflictos internacionales como nadie.
Creció en Massachussets y se graduó de Dartmouth. Estudió historia del arte y ciencias políticas. Imágenes de la Segunda Guerra Mundial y movimientos por la lucha de los derechos humanos fueron indispensables en su desarrollo y visión del mundo, factor determinante en la elección de Nachtwey por la fotografía.
Comenzó su carrera en un periódico de Nuevo México, para después moverse a Nueva York y empezar como 'freelancero' para algunas publicaciones.
En su primera correspondencia cubrió un enfrentamiento civil al norte de Irlanda. De ahí pal' real: El Salvador, Nicaragua, Guatemala, Gaza, Israel, Indonesia, Tailandia, Rusia, Sudáfrica. La lista es inagotable.
A través de la fotografía y los encuadres aprendió a conocer al mundo y a sí mismo, como lo menciona en War Photographer, documental dedicado a su persona, y en el que habla del oficio y la responsabilidad que carga un fotógrafo corresponsal. La misión de informarse cultural e intelectualmente para poder cubrir conflictos. El respeto que el fotoreportero debe manifestar hacia la gente local del conflicto. A final de cuentas, como Nachtwey indica: "La forma de retratar un evento por parte del fotógrafo determinará la concepción que el mundo tenga al respecto".

viernes, 6 de marzo de 2009

Diecisiete años pasaron...


Steve McCurry, fotógrafo de National Geographic, se encontraba en Pakistán en junio de 1984. En una escuela de refugiados afganos de la invasión soviética a ese país, yacía una niña con un rostro y un semblante dignos de retratar. Ojos verdes, mirada temerosa.

Diecisiete años después, el fotógrafo regresa en la búsqueda de aquella chiquilla, rostro del conflicto a nivel mundial. Su primer intento es fallido. Las primeras pistas lo llevan a una muy parecida pero errónea mujer. Más tarde se logra dar con la verdadera muchacha, ahora mujer y madre de tres hijos, pero con esos ojos profundos inolvidables para el mundo. La dama lleva por nombre Sharbat Gula, vive en una aldea remota en Afganistán.
Nadie la fotografió en esos diecisiete años. Coincidentemente, McCurry la vuelve a retratar. Captura de nuevo esa apariencia, esos rasgos, que con el tiempo cambiaron, pero al mismo tiempo quedaron intactos.